Has oído hablar sobre el punto G más o menos desde que tienes uso de razón. En todos los programas que veía tu madre en la tele hablaban del punto G. Siempre te has preguntado qué narices era eso, pero l@s mayores no te lo decían, en parte porque eras muy peque y en parte porque ni ell@s lo tenían muy claro.
Y es que el punto G, o más bien la zona G, es como el Zeus de la mitología sexual. Todo el mundo habla de él. Hay quien afirma su existencia y la defiende a capa y espada. También hay quienes son firmes detractor@s de este maravilloso punto. Otra gente se muestra agnóstica y dicen que no sabe ni contesta. ¿Y nosotr@s? Nosotr@s lo defendemos a muerte. ¿Por qué? Porque, cuando sientes el placer que te provoca la estimulación del punto G, no hay lugar a dudas.
¿Y qué narices es el punto G?
El punto G, o zona G, es una de las principales zonas erógenas de las mujeres y personas con vagina. Se trata de la prolongación del clítoris en el interior de la vagina, y se encuentra en el interior de esta, en la pared frontal, a uno 3-5 centímetros de la entrada. Eso significa que, efectivamente, no hace falta un pene o un juguete gigante para estimularlo. El tamaño no importa.
Actualmente se habla de él como zona G, ya que no se trata de un punto específico y mágico, sino de un área dentro de la vagina desde donde se contacta directamente con el clítoris interno.
El médico francés Pierre Foldés –creador de un método quirúrgico que permite reparar los daños causados por la mutilación genital femenina –afirma que existe una importarte relación entre el punto G y el clítoris. Nos dice que “cuando se presiona el punto G, toda la estructura del clítoris y la vagina se deforma”, lo que no ocurre cuando se presiona cualquier otro punto. Por tanto, se corrobora que el punto G funciona como eje coordinador del sistema vaginal, que funciona de manera más rítmica y flexible que el pene.
¿Cuál es su origen?
El descubrimiento del punto G data de los años 40 y ocurrió mientras el Doctor Gräfenberg estudiaba la uretra femenina. O sea, que fue de pura casualidad. De todos modos, no se hizo popular hasta 1982, con la publicación de The G spot and Other Recent Discoveries About Human Sexuality, siendo aun así criticado por l@s especialistas de ginecologiá más destacad@s de esos años. No fue hasta años después cuando su existencia fue demostrada, gracias a diferentes observaciones.
¿Cómo lo encuentro?
Lo ideal es que te tumbes en la cama, bien relajad@, sin prisa. Ahora solo tienes que introducir dos dedos hasta la mitad en tu vagina. Sin Google Maps ni transbordos en el metro. Fácil.
Bien, ¿y ahora qué? Ahora tienes que palpar la zona hasta encontrar (como ya dijimos, a entre 3 y 5 centímetros de la entrada) un área un poco rugosa, de una textura similar a la de la zona del paladar más cercana a los dientes.
Si te resulta difícil – lo cual no nos extrañaría tanto, alrededor del 45% de las mujeres y personas con vagina tienen dificultad para encontrarlo – te recomendamos que uses la crema Lluvia de Amor, de Shunga. No solo hará el punto G más fácil del encontrar, sino que también hará la estimulación mucho más placentera (si es que eso era posible).
¿Cómo lo estimulo? (Pista: sin disimulo)
El punto G no quiere sutilezas, quiere estimulación directa. Así que tendrás que usar los dedos o un juguetito para hacerlo. Esta estimulación consiste en encontrar el eje interno o zona G que coordina el ritmo de todo el conjunto vaginal, que no se encuentra en el mismo sitio en cada persona.
CON LOS DEDOS: tan solo tendrás que realizar con uno o dos dedos el clásico gesto de “Ven aquí”, dando suaves toquecitos sobre el punto G.
CON UN VIBRADOR: existen vibradores especialmente diseñados para estimular el punto G. Sí, va en serio. Un claro ejemplo es el vibrador Genio, que tiene una preciosa punta curvada diseñada para tocar tu punto G sin necesidad de buscar. Como un periscopio capaz de ver los puntos de mayor placer.
Sabrás que lo has hecho bien – aparte de por un placer superintenso – porque notarás una sensación como de que te haces pipí. Tal vez eso te dé ganas de parar, pero no has de hacerlo, continúa estimulando la zona hasta que llegue EL ORGASMO.
Punto G y eyaculación femenina
En la zona G se encuentran las glándulas de Skene, también llamadas glándulas uretrales, punto U o próstata femenina, que son las “culpables” de la famosa eyaculación femenina.
Durante la excitación, estas glándulas producen un líquido que finalmente se expulsa durante el orgasmo de manera similar a la eyaculación masculina.
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Ahora que sabes muchas más cosas sobre el punto G, ¿a qué esperas para empezar a jugar con él? ;)